A pesar de la dureza, la conversación puede interpretarse como un acercamiento y un intento por parte de Pekín de marcar sus líneas rojas ante la esperada visita de Blinken a China, prevista para este domingo —si nada se la lleva por delante en esta ocasión— y confirmada oficialmente este miércoles. Ambos líderes deberían haberse visto cara a cara en febrero, pero el viaje del norteamericano a China se vio truncado en el último minuto por la crisis de los globos que sobrevolaron EE UU supuestamente para captar información. El rifirrafe aerostático empujó las relaciones entre Washington y Pekín a un hoyo cada vez más profundo. La charla telefónica es uno de los primeros indicios reales de que ambas partes buscan enderezar la situación.
Al otro lado del hilo telefónico, Blinken ha mencionado “la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación para gestionar de forma responsable la relación” entre ambos países “con el fin de evitar errores de cálculo y conflictos”, y ha dejado claro “que Estados Unidos seguirá utilizando los compromisos diplomáticos para plantear áreas de preocupación, así como áreas de posible cooperación”, según una nota de la secretaría de Estado norteamericana. “[Hemos] debatido los esfuerzos que se están realizando para mantener abiertos los canales de comunicación“, ha apostillado Blinken a través de un mensaje en redes sociales.
La conversación, a pesar del tono por parte de China, parece despejar el camino para la llegada de Blinken prevista para este fin de semana, más de cuatro meses después de que Washington decidiera suspenderlo tras abatir un supuesto globo espía chino que sobrevolaba territorio estadounidense sin permiso. De suceder, sería la primera visita de un secretario de Estado estadounidense a China en más de cinco años, y el encuentro de más alto nivel entre líderes de ambas potencias desde el cara a cara de noviembre entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, en Bali (Indonesia) durante el G-20. En esa cita, Washington y Pekín se emplazaron a evitar una nueva Guerra Fría, a colocar las relaciones en un rumbo ascendente, y pactaron dar continuidad a las conversaciones.
La visita truncada de Blinken en febrero tenía, de hecho, el objetivo de dar seguimiento a ese acercamiento de Bali. Al teléfono, el ministro de Exteriores chino ha instado a Estados Unidos “a tomar medidas concretas para poner en práctica el importante consenso alcanzado por los dos jefes de Estado en la cumbre del G-20”, añade el comunicado.
Fuente: El País